Con Jesús por la mañana.
“¿De dónde saca éste todo eso? ¿Qué clase de sabiduría se le ha dado, que tamaños milagros realiza con sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago y José, Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus hermanas? Y esto era para ellos un obstáculo.” (Mc 6, 1-6). La lógica de Dios que nos desinstala llega sin prodigios y sin títulos y puede ser un obstáculo para creer en su presencia amorosa. ¿Pretendes entender a Dios? ¡Cree aunque no entiendas! Descubre a Dios en tu día. Ofrece por la intención del mes.
Con Jesús por la tarde.
Razones para el amor. “Tú eres la última razón de mi amor. No tengo otras. ¿Cómo tendría alguna esperanza sin ti? ¿En qué se apoyaría mi alegría si nos faltases tú? ¿En qué vino insípido se tornarían todos mis amores si no fueran reflejo de tu amor? Eres tú quien da fuerza y vigor a todo. Y yo sé sobradamente que toda mi tarea de hombre es repetir y repetir tu nombre. Y retirarme” (José Luis Martín Descalzo). ¿Qué mueve tu corazón? ¿Cuál es la última razón de tu vida? ¿Qué cosas te descansan y te dan plenitud?
Con Jesús por la noche.
Dar gracias. Cierra los ojos y respira hondo. ¿Cómo te sientes en este momento? Pide a Jesús que te muestre los pequeños detalles de amor gratuito. ¿Qué momentos han sido significativos para ti? Detente un momento a dar gracias y saborear esos detalles. Mañana comenzaras el día recordando el amor que has recibido para dárselo a los demás.
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