Con Jesús por la mañana.
“Agarrando a la niña de la mano, le dijo: Talitha qum- que significa: Chiquita, te lo digo a ti, ¡levántate!” (5, 21-43). Toma un tiempo para contemplar el Evangelio de hoy y reflexiona: La otra orilla a la que Jesús vuelve a cruzar es profundidad de vida, ¿A qué te invita? ¿Qué te quita la alegría como a la hemorroísa? ¿Qué realidades duermen en tu vida y están llamadas a despertar para ser alimentadas? De la mano de Jesús vive la escena como si fueras tú el protagonista. Apunta lo que descubras. Ofrece el día por la intención del mes.
Con Jesús por la tarde.
Descansar en el amor. “Aprendamos a descansar en la ternura de los brazos del Padre en medio de la entrega creativa y generosa. Sigamos adelante, démoslo todo, pero dejemos que sea Él quien haga fecundos nuestros esfuerzos como a Él le parezca” (Papa Francisco). El amor no se afana ni es ansioso en la tarea. Trabaja con dedicación y descansa en que el fruto lo pone Dios a su tiempo. Trabaja descansadamente, en la confianza de que Dios cuida de ti y hace fecundo tu esfuerzo.
Con Jesús por la noche.
Ofrecer la vida. Tómate unos minutos para recoger lo vivido hoy. Cierra los ojos un momento y respira hondo. ¿Qué momentos te han llenado el corazón de alegría y plenitud? ¿A quién has ayudado hoy? Quédate unos minutos a solas con Jesús. Cuéntale al Señor de tus preocupaciones y disponte a entregárselos a él.
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