domingo, 1 de julio de 2018

Meditación: Marcos 5, 21-43

Hija, tu fe te ha curado.
Marcos 4, 34


Hoy nos encontramos con dos personas para quienes el Señor realiza milagros de curación. El primero fue para una mujer considerada impura por causa de una hemorragia que le aquejaba desde hacía doce años. El otro fue, para una niña de doce años, que acababa de morir.

Para los judíos, quien tocara sangre o un cadáver era considerado impuro. Tal vez por eso, la enferma de hemorragia procuró ocultarse de Jesús luego de haberle tocado el borde de su manto. No quería exponerse a un posible rechazo del Señor o de la gente. Además, sentía vergüenza, pues por su condición, todos la consideraban “impura” y evitaban el contacto con ella.

Por lo que fuera, tras tocar a Jesús, procuró ocultarse entre la multitud. Pero su intento fue inútil, porque Jesús percibió claramente que el toque de ella era diferente y supo que por la fe de ella el poder curativo había emanado de él.

A veces nosotros también queremos ocultarnos de Jesús. Por supuesto, lo hacemos sabiendo que es absurdo intentarlo, pues el Señor ve todo lo que hacemos y lo que necesitamos con la misma claridad con que ve todo lo que nos sucede a nosotros y a todos los demás.

Pero el Señor ve no sólo nuestras faltas ocultas; también ve nuestras virtudes escondidas. Ve cada paso de fe, cada acto de servicio humilde, cada oración silenciosa que hacemos, y cada una de estas acciones son valiosas para él. Y así como él elogia la fe de la mujer delante de la multitud, también nos elogia a nosotros cuando actuamos con fe. Y no sólo eso, sino que nos prodiga más gracia aún.

Hermano, sí, a veces es difícil creer, pero Jesús realmente te ama y quiere bendecirte. Ya sabe lo que necesitas y está deseoso de dártelo, así que no te ocultes; no dejes que el temor o la vergüenza te mantenga lejos de tu Médico y Redentor. Luego, relájate para que oigas cuando te diga: “Tu fe te ha salvado.”
“Señor mío, Jesucristo, no quiero ocultarme de ti. Aquí estoy, deseoso de que tú me toques con tu amor y me sanes.”
Sabiduría 1, 13-15; 2, 23-24
Salmo 30(29), 2. 4-6. 11-13
2 Corintios 8, 7. 9. 13-15
fuente: Devocionario Católico La Palabra con nosotros

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