Tu hermano,
Todos necesitamos el amor puro, unos de otros. Necesitamos del amor nuestro Padre; cuán importante es la presencia, el afecto, la seguridad y la firmeza del Padre, así como sus correcciones, sus órdenes, hasta incluso las peleas y el regaño del Padre... Todo esto es amor. El Amor propiamente de Padre es necesario, imprescindible en la formación. Esencial para nuestro crecimiento, nuestro equilibrio, nuestra madurez.
Del mismo modo, no preciso ni decir cuánto necesitamos del amor de la Madre, la presencia, el afecto de la Madre, la propia corrección de la Madre, del perdón que sólo la Madre sabe dar.
Todos necesitamos el amor puro de nuestros hermanos y hermanas, de la convivencia, de las diferencias, incluso de las dificultades entre hermanos y hermanas. Todo eso forma parte de nuestro crecimiento, de nuestra madurez. Sin eso quedamos afectivamente inmaduros.
Amar es el resultado del aprendizaje, necesitamos aprender. La familia es el ambiente propicio para que esto suceda de manera natural. Por eso, decidamos hoy a amar a nuestra familia.
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Adaptación del original en portugués
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