domingo, 2 de diciembre de 2018

COMPRENDIENDO LA PALABRA 021218


«Entonces verán venir al Hijo del hombre»

«¡Que viene el esposo!» (Mt 25,6). Cristo, nuestro esposo, es quien pronuncia esta frase. En latín, la palabra «venit» contiene dos tiempos del verbo: el pasado y el presente; lo cual no priva que apunte también al futuro. Por eso vamos a considerar en nuestro esposo Jesucristo, tres venidas. 
 En la primera venida se hace hombre a causa del hombre, por amor. La segunda venida tiene lugar todos los días, a menudo y en muchas ocasiones, en cada corazón que ama, acompañado de nuevas gracias y nuevos dones, según la capacidad de cada uno. La tercera venida, se considera la que tendrá lugar el día del Juicio o en la hora de la muerte...
El motivo por el cual Dios ha creado a los ángeles y a los hombres es su bondad y su nobleza infinitas, porque lo ha querido hacer a fin de que la felicidad y la riqueza que es él mismo se revelaran a las criaturas dotadas de razón, y que éstas pudieran gustarlo en el tiempo y gozar de él más allá del tiempo, en la eternidad.
El motivo por el cual Dios se ha hecho hombre es su amor inalcanzable y la desgracia de los hombres porque, a causa de la caída del pecado original se habían alterado la finalidad de la naturaleza humana y no podía curarse a sí misma. Pero el motivo por el cual Cristo llevó a cabo sus obras sobre la tierra, no tan sólo según su divinidad sino también según su humanidad, es cuádruple: a saber, su amor divino sin medida; el amor creado, o caridad, que poseía en su alma gracias a la unión con el Verbo eterno y gracias al don perfecto que le había hecho su Padre; la gran desgracia en la que se encontraba la naturaleza humana; finalmente, el honor de su Padre. Estos son los motivos de la venida de Cristo, nuestro esposo, y de todas sus obras.

Beato Juan van Ruysbroeck (1293-1381)
canónigo regular
Las Bodas espirituales, 1

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