miércoles, 19 de diciembre de 2018

Meditación: Lucas 1, 5-25

Tu súplica ha sido escuchada.
Lucas 1, 13

Zacarías era sacerdote, y con Isabel, su esposa, no habían podido tener hijos en sus muchos años de matrimonio. La escena que leemos hoy sucede cuando él hace oración y presenta la ofrenda de incienso en el santuario del templo, por lo que suponemos que estaba orando en nombre de su pueblo, Israel, y también por un hijo.

El Señor, que es todo amor y misericordia, contestó las dos oraciones de Zacarías a la vez, revelando un plan que es tan vasto como la historia de la salvación y tan íntimo como los anhelos más profundos de Zacarías. ¿Cómo lo hizo Dios?

• “Le pondrás el nombre de Juan.” Este nombre significa “Dios ha mostrado su favor” y revela que Dios bendijo a Zacarías e Isabel con un hijo; pero también indica que el Señor iba a “favorecer” a todo Israel por medio de este niño.

• “Otros muchos se alegrarán también de su nacimiento.” El niño Juan no solo haría las delicias de sus padres, sino que sería causa de alegría para muchos y, en última instancia, para todo el mundo.

• “No beberá vino ni licor.” El hijo de Zacarías sería consagrado al Señor, lo mismo que Sansón en la primera lectura de hoy, lo cual naturalmente hizo sentirse orgullosos a sus padres, pero también cumplía un propósito más importante: preparar el camino del Señor.

• “Estará lleno del Espíritu Santo, ya desde el seno de su madre.” Seguramente Zacarías se sintió aliviado al enterarse de que su hijo sería santo desde pequeño, pero esa santidad era para que pudiera llamar a todos los hijos de Israel a volver al Señor.

En esto vemos lo muy generoso y creativo que es Dios. La obra que realiza en la vida de una persona siempre lleva consigo una bendición colectiva. Por ejemplo, cuando se recibe el perdón en la Confesión, uno se siente más libre y alegre, pero esa disposición tiene también un efecto positivo para nuestros seres queridos. O cuando alguien cree en Cristo y se entrega a él por primera vez, por lo general comparte la buena noticia con otros y los invita a adquirir la misma relación con el Señor.

A Dios siempre le interesan los deseos más recónditos del corazón de sus hijos; pero al mismo tiempo actúa para hacer de ti un instrumento de su amor.
“Padre amado, confío en que escuches mis oraciones y me concedas los deseos de mi corazón.”
Jueces 13, 2-7. 24-25
Salmo 71(70), 3-6. 16-17
fuente: Devocionario Católico La Palabra con nosotros

No hay comentarios:

Publicar un comentario