sábado, 1 de diciembre de 2018

Meditación: Lucas 21, 34-36

Velen, pues, y hagan oración continuamente…
Lucas 21, 36

Mañana iniciamos el Adviento, y veremos que San Juan Bautista iba contra la corriente de aquellos tiempos en su misión de preparar al pueblo para la primera venida de Jesús. Ahora que nosotros nos preparamos para la Segunda Venida del Señor, también vamos contra la corriente actual, que es cada vez más contraria a la verdad y los valores cristianos.

En realidad, hay muchos elementos del mundo que se contraponen a la ley del amor de Dios. No hace falta más que encender el televisor para tener una ventana al mundo de la violencia, el materialismo y la inmoralidad sexual. Cada día hay que decidir entre aceptar los criterios y las prácticas de la sociedad actual o vivir de un modo digno de la honrosa vocación que hemos recibido en Cristo Jesús. Pero no son solo los programas de televisión; también en las escuelas se está deformando la conciencia de nuestros hijos, para hacerles creer que la verdad es relativa y que ellos mismos pueden decidir lo que es correcto o incorrecto, especialmente en asuntos de moralidad sexual. Esto es una flagrante contradicción de la fe cristiana.

Pero nuestra llamada no se limita simplemente a rechazar el pecado; Dios nos invita también a poner en acción los dones espirituales que él nos ha dado para ayudar a transformar el mundo. Cuando nos bautizamos, todos fuimos llenos del poder y el amor del Espíritu Santo. Aunque no siempre ponemos en práctica los dones y talentos que Dios nos ha concedido, nos resulta demasiado fácil caer en la pasividad y desaprovechar la vida espiritual que el Señor nos ha dado con tanta generosidad (Lucas 21, 34).

Por eso, sabiendo que Cristo nos invita a prepararnos para su regreso en gloria, te invitamos, querido lector, a preguntarte: “¿Estoy preparado para encontrarme con el Señor ahora mismo? ¿Me importa si mi esposa o marido y mis hijos están o no preparados?” Pregúntate también si tú tratas de hacer la voluntad de Dios en tu vida diaria. El Señor quiere salvar a cada uno de los seres humanos, y te está llamando a ti para que des razón de la gracia salvadora de Cristo. ¡Ten el corazón bien dispuesto para recibir el amor de Cristo y luego procura hacer todo lo que sea correcto con la fortaleza que tu Creador te puede dar!
“Señor, Dios mío, concédeme la gracia de escuchar tu voz y obedecer tu palabra para hacer lo correcto.”
Apocalipsis 22, 1-7
Salmo 95(94), 1-7
fuente: Devocionario Católico La Palabra con nosotros

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