lunes, 17 de diciembre de 2018

Meditación: Mateo 1, 1-17

Genealogía de Jesucristo...
Mateo 1, 1

Dios cumple siempre sus promesas, y nunca revoca su plan de salvación; siempre lo lleva a cabo aunque haya “situaciones de oscuridad” que parecieran indicar lo contrario. Esta verdad se ve con mayor claridad en este pasaje de Mateo sobre la genealogía de Jesús. El nacimiento de Cristo se concretó aun cuando entre sus antepasados hubo asesinos, espías y exiliados y ninguno de los pecados de éstos pudo frustrar el plan de Dios ni llevó al Señor a incumplir sus promesas.

Uno de los puntos destacados en esta genealogía es el del rey Ezequías, que gobernó a los israelitas siete siglos años antes de Cristo. Después del desastroso e idolátrico reinado de su padre Acaz, Ezequías exhortó al pueblo de Israel a adorar al Señor Dios y solo a él. Reparó el templo, que había sido dañado por un asedio enemigo, y abolió el culto a los ídolos extranjeros. Lo más impresionante es que Ezequías escuchó la advertencia que le hizo Dios por boca del profeta Isaías y evitó milagrosamente una invasión del poderoso ejército asirio (Isaías 36 y 37).

Por el contrario, Amón, nieto de Ezequías, proyecta una sombra oscura en el linaje de Cristo, pues “sus hechos fueron malos a los ojos del Señor… rindió culto y adoró a los mismos ídolos… abandonó al Señor, el Dios de sus antepasados y no actuó conforme a su voluntad” (2 Reyes 21, 20-22). Durante el reinado de Amón, quemaron el texto sagrado de la Torá y volvieron a erigir ídolos para el culto pagano. Según la tradición judía, el altar del templo de Dios se fue llenando de telarañas por el abandono. Pero, incluso en medio de toda esta maldad e infidelidad, Dios siguió siendo fiel; siguió trabajando pacientemente para llevar su plan a pleno cumplimiento.

Por eso, si tu Adviento ha sido una época apacible y bendecida o un “corre corre” frenético, Dios no deja de ser fiel, y continúa cumpliendo hoy el plan que comenzó hace muchos siglos para llevarnos a todos a su presencia, incluso a ti mismo, para que estemos con él para siempre.

Sí, hermano, ¡Dios es fiel! No te olvides de esto. Él te ayudará mientras tú te esfuerces por dedicar tiempo a la oración y obedecer sus mandamientos. Él está siempre contigo, haciendo realidad sus promesas de enseñarte, bendecirte y guiarte.
“Padre eterno, creo en tu fidelidad. Acompáñame, Señor, te lo ruego, en todas las situaciones que yo encuentre hoy día.”
Génesis 49, 2. 8-10
Salmo 72(71), 1-4. 7-8. 17

fuente: Devocionario Católico La Palabra con nosotros

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