«Timoteo y Tito difunden la fe de los apóstoles por el mundo»
Se le llama «católica» porque está difundida por todo el orbe desde unos confines a otros de la tierra y puesto que enseña de modo completo, y sin que falte nada, todos los dogmas que los hombres deben conocer sobre las cosas visibles e invisibles, celestiales y terrenas. Y también porque ha sometido al culto recto a toda clase de hombres, príncipes y hombres comunes, doctos e inexpertos. Y finalmente porque sana y cura toda clase de pecados que se cometen con el alma y el cuerpo. Ella (la Iglesia) posee todo género de virtud, cualquiera que sea su nombre, en hechos y en palabras y en dones espirituales de cualquier especie.
«Iglesia» es una denominación muy adecuada porque convoca a todos y los reúne conjuntamente, como dice el Señor en el Levítico: «Congrega a toda la comunidad a la entrada de la Tienda del Encuentro» (Lev 8, 3).... Y en el Deuteronomio dice Dios a Moisés: «Reúne al pueblo para que yo les haga oír mis palabras a fin de que aprendan a temerme» (Dt 9, 10)...También el salmista dice: «Te daré gracias en la gran asamblea, te alabaré entre un pueblo copioso» (Sal 35, 18).
Pero, si tenía que ser así, por causa de las insidias tramadas contra el Salvador quedaron los judíos privados de la gracia y Dios edificó una segunda Iglesia, formada partiendo de los gentiles, nuestra santa Iglesia de los cristianos, acerca de la cual dijo a Pedro: «Y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella» (Mt 16, 8)... Fue rechazada, pues, la que estaba en la tierra de los judíos. Pero por todo el mundo se multiplican las Iglesias de Cristo, de las cuales está escrito en los Salmos: «¡Cantad a Dios un cántico nuevo: su alabanza en la asamblea de sus fieles!» (Sal 149, 1)... Y de esta misma santa Iglesia católica escribe Pablo a Timoteo: «... para que sepas cómo hay que portarse en la casa de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad» (I Tim 3, 15).
San Cirilo de Jerusalén (313-350)
obispo de Jerusalén, doctor de la Iglesia
Bautismal n° 18, § 23-25
No hay comentarios:
Publicar un comentario