La sequedad espiritual en la conquista de la humildad, nos hacen entender que todo viene de Dios y en todo dependemos de Él. El amor de Dios hacia nosotros es pura gratuidad. Ese tiempo penoso nos hace comprender que Él es el Señor de los dones y los distribuye según la manera que le parezca, a quien quiera y como quiera.No somos nosotros quienes debemos dictar las órdenes a Dios, Él es el Señor, Él es Dios. El Señor es libre y nosotros somos Sus siervos. Así Dios nos purifica. Se sufre mucho, pero este es un sufrimiento redentor.Aprendemos a servirle sin gusto al hacerlo. Aprendemos a buscarlo en todo momento. Aprendemos que nuestros ojos deben estar constantemente fijos en Él.Así es como Dios fortalece nuestra fe , nos invita a no renunciar a la búsqueda de hacer el bien, enseñándonos el camino de la constancia como Santa Teresa que, a pesar de haber tenido dudas de la presencia de Jesús en la Eucaristía durante años, no dejó de hacer adoraciòn eucarística. Es a través de este ejercicio que se fortalece la virtud. Yo suelo decir a mis hijos en Canción Nueva: "El 10% es inspiración y el 90% es transpiración".
Tu hermano,
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Adaptación del original en portugués
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