Algunos siguen a Jesús por interés, otros por curiosidad, otros por pasión, pero el verdadero discípulo lo sigue por amor.
“Gente de todos partes” venía hasta el Maestro de Nazareth: de la Galilea, de la Judea… del otro lado del río Jordán, de los territorios de Tiro y Sidonia.
Era mucha gente siguiendo a Jesús porque habían oído hablar que Él era un profeta poderoso en obras y palabras.
Pero, al final del día, permanecían allí, aquel grupo de discípulos, que no estaba siendo curado, que estaba siendo tocado por las palabras de Jesús, que anunciaban no solo la luz, sino la cruz. Y cuando todo comenzaron a apartarse, ellos permanecieron, fueron fieles, seguían a Jesús por amor.
P. Joaozinho scj
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