Evangelio según San Juan 15,26-27.16,1-4a.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí.
Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio.
Les he dicho esto para que no se escandalicen.
Serán echados de las sinagogas, más aún, llegará la hora en que los mismos que les den muerte pensarán que tributan culto a Dios.
Y los tratarán así porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
Les he advertido esto para que cuando llegue esa hora, recuerden que ya lo había dicho.»
RESONAR DE LA PALABRA
Queridos amigos:
La emoción guía las palabras de Jesús en esta larga conversación de despedida. Las palabras son sencillas como lo es siempre el lenguaje del corazón. Es la hora de las confidencias y recomendaciones. Este largo encuentro ha comenzado con el lavatorio de los pies de los apóstoles, que en el evangelio de Juan sustituye a la institución de la Eucaristía.
El dramatismo del momento crece cuando Jesús anuncia a los suyos los sufrimientos que les esperan y les dice: “Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios”.
Ser excomulgado de la sinagoga era algo muy grave, pues era como declararle a uno enemigo número de la comunidad. Era el desprecio más grande que podía sufrir un judío, pues la sinagoga era el lugar donde la comunidad se reunía para rezar.
Y el desprecio llega al colmo, dice Jesús, cuando “el que os dé muerte piense que da culto a Dios”. Los cristianos hemos nacido a los pies de la cruz y con la mirada clavada en el crucificado. Y esto es precisamente lo que Jesús quiere, que sus seguidores no olvidemos sus palabras: “si a mí me han perseguido también a vosotros os perseguirán”.
Seguramente más de una vez hemos experimentado burlas y desprecios porque intentamos ser coherentes con nuestra fe y no cedemos ante la tentación o el desprecio de los demás.
Hay lugares donde también hoy día los cristianos son perseguidos y asesinados porque se han reunido el día de Pascua para celebrar la santa misa, como ha sucedido en Sri Lanka en la última fiesta de Pascua.
En muchas ocasiones el Papa Francisco ha recordado que en estos tiempos los cristianos son más perseguidos y martirizados que en la época del imperio romano. La cruz es la marca de fábrica del verdadero cristiano por eso no nos debemos asustar. Cuando seamos perseguidos tenemos que pedir la fuerza del Espíritu Santo para resistir y no claudicar.
Yo resido actualmente en la Diócesis de Barbastro-Monzón cuyo distintivo espiritual más fuerte es el gran número de sus Mártires a causa de la persecución religiosa que tuvo lugar en España en 1936. El Obispo de la Diócesis Florentino Asensio fue torturado y asesinado y con él 114 sacerdotes de la Diócesis, 51 Misioneros Claretianos, 18 Monjes Benedictinos y 8 Padres Escolapios y gran cantidad de laicos católicos. Han pasado los años, pero son hechos que no podemos olvidar, pues nuestros Mártires son el respaldo de nuestra fe.
Nuestro hermano en la fe
Carlos Latorre
Misionero Claretiano
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