5 LÍNEAS de FUERZA de la ASAMBLEA de ORACIÓN CARISMÁTICALuis Martín
Las reuniones de oración de los grupos de la Renovación Carismática son una vuelta a la espontaneidad de las primeras comunidades cristianas. Por los datos que nos suministra el Nuevo Testamento vemos que en aquellas comunidades destacaban los siguientes elementos:
• Se alababa y se celebraba al Señor con salmos y cantos inspirados (Ef 5,19)
• Se proclamaba la Palabra del Señor y los testigos que estaban presentes
contaban en la reunión lo que Jesús había dicho y hecho (Col 3,16-17)
• Se tenía la fracción del pan o cena del Señor
• Tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón.
La reunión de oración de un grupo de la Renovación se caracteriza por cinco líneas de fuerza que la definen y la distinguen:
1. Presencia de Jesús: Hay una toma de conciencia de la presencia del Señor en medio del grupo, cumpliendo El su promesa "donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy en medio de ellos (Mt 18,20). Presencia, además, con su poder y con su amor para curar, iluminar, fortalecer, hablar y reconfortar. Esta es la clave de la oración del grupo.
2. Apertura al Espíritu Santo: Se empieza siempre invocando al Espíritu, y cada miembro así como el grupo entero se abre a la acción del Espíritu que nos lleva a experimentar y sentirnos como hijos de Dios, que nos introduce en el misterio y conocimiento de Jesús Hijo de Dios y derrama su amor en nuestros corazones (Rm 5,5).
3. Oración de alabanza: Es la expresión de todo lo que el Señor está haciendo en cada uno y también en el grupo o en la comunidad. Hay verdadera necesidad de cantar las maravillas del Señor, de alabarle, alegrarnos y regocijarnos con El. Predomina la alabanza sobre las otras clases de oración (petición, perdón, etc.). La alabanza tiene una gran fuerza para elevar enseguida el tono del grupo y hacerlo receptivo de la acción del Espíritu.
4. Comunión en el Espíritu y con Jesús: Al experimentar que también nos sentimos compenetrados con el Señor y con los hermanos que participan en la reunión, y que nos penetran las palabras y sentimientos del Señor. Es cuando el Señor empieza a construir el grupo y la comunidad y percibimos cómo empezamos a formar un solo cuerpo con el Señor y nos sentimos miembros unos de otros. Empezamos también a escuchar a los demás, a compadecernos de ellos, a amarlos: es un amor con el que el Señor empapa todo el grupo.
5. Palabra de Dios: Sí, que «la palabra de Dios habite en vosotros con toda su riqueza (Col 3,16) se siente como palabra vida, como mensaje de Dios acogido con gozo y hambre, que da alimento a toda la oración.
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