«Empecé a darme cuenta de todo el amor que Dios me tiene. Yo pensaba que la religión era una rutina y una metodología, nada más, pero al percibir que Dios me quería tanto me hizo querer rapear solo para Él… Lo que me da más fuerza es la Confesión. Es lo más importante para mí. Ahí noto cómo Dios me quiere. He visto que todos los errores que he podido cometer en el pasado Dios los ha perdonado. Es algo diferente a ir a un psicólogo. En la Confesión pasa algo que te restaura totalmente»
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