“Finalmente un día yo pude decir: «Perdono al que me hizo tanto mal»… Esto fue clave para mi paz interior. A través del perdón, mi vida ha cambiado por completo. Aprendí a amarme a mí mismo, y también abrirme al amor humano. Un día dando mi testimonio a jóvenes conocí a Laetitia, quien se convirtió en mi esposa y tenemos cuatro hermosos niños. También tengo un trabajo que me da sentido: desarrollo soluciones para personas que experimentan discapacidad. Hoy estoy feliz. Dios ha convertido mi debilidad en fortaleza”
Fouad quedó ciego en atentado terrorista
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