No somos lo que pensamos o sentimos, por eso, siempre será necesario usar el filtro de la verdad, del juicio y de la fe para racionalizar lo que sentimos y pensamos acerca de nosotros y de los demás, y no asumir mentiras como verdad y no equivocarnos a lo largo del camino. Busquemos entender lo que Dios piensa sobre nosotros, porque solo así tendremos acceso a la verdad más profunda, y podremos comprendernos -y comprender a los demás- con más sobriedad, precisión y luz.
p. Adriano Zandona
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