martes, 18 de abril de 2017

La Fe y la sanación

Pidamos lo esencial a Dios, que Él haga llover, en el desierto de nuestras vidas, bendiciones y gracias. Vemos que existe mucha frialdad en el mundo en el que vivimos, las personas ya no buscan a Dios. En esta situación debemos estar abiertos a lo que el Señor tiene para nosotros, y para eso es necesario buscarlo.

Muchas veces buscamos incesantemente al Señor, porque nuestra alma tiene sed de él pero a la vez no creemos que Él camina con nosotros. Tenemos que creer en nuestro Señor aún mismo delante de los sufrimientos porque en la hora más difícil, Él sí camina con nosotros!

Dios es mucho mayor que nuestros problemas!

“En esto se presentó un hombre, llamado Jairo, que era dirigente de la sinagoga. Cayendo a los pies de Jesús, le suplicaba que fuera a su casa, porque su hija única, de unos doce años, se estaba muriendo. Y Jesús se dirigió a la casa de Jairo, rodeado de un gentío que casi lo sofocaba. Entonces una mujer, que padecía hemorragias desde hacía doce años y a la que nadie había podido curar, se acercó por detrás y tocó el fleco de su manto. Al instante se le detuvo el derrame. Jesús preguntó: «¿Quién me ha tocado?» Como todos decían: «Yo, no», Pedro le replicó: «Maestro, es toda esta multitud que te rodea y te oprime.» Pero Jesús le dijo: «Alguien me ha tocado, pues he sentido que una fuerza ha salido de mí.» Lc 8,41-46

En momentos de angustia, de dolor y de miedo, ¿a quién debemos recurrir primero? Debemos ser como Jairo y recurrir a Jesús. El puede restaurarnos, pero para eso es necesario alimentar nuestra fe para que la sanación pueda acontecer.

Cuando llamamos a Jesús tenemos que creer que Él puede curarnos, aún cuando no hayamos alcanzado lo que pedimos, pues todo es posible para el que cree. Eso es tener Fe.

Si queremos alcanzar el milagro de Dios tenemos que crear, a nuestro alrededor, un ambiente de amor y esperanza. Nadie es sanador de nadie, pues solamente Nuestro Señor puede hacer eso. Con todo, no sabemos la hora, tampoco el día que Él vendrá, por eso tenemos que tener fe.

No podemos dejar nuestra fe morir, debemos alimentarla! Dios no es para ser entendido, sino simplemente seguido.

Es necesario tener la osadía de buscar al Señor para que podamos interceder por nuestras familias. Muchas veces no tenemos coraje y acabamos dejando que el desanimo tome posesión de nosotros, nos falta fe.

Percibimos que muchas veces las heridas, los traumas y la falta de amor nos impiden llegar hasta Dios. Debemos estar atentos y ser perseverantes, porque el mundo está enfermo. Para cada persona Jesús tiene un mirar misericordioso, un amor incondicional, y siempre quiere derramar sobre nosotros sus gracias.

Jesús es quien nos libra de toda enfermedad y tenemos que creer en Él! Cada uno precisa alimentar la fe para que Dios pueda sanar. Y es necesario ir al encuentro de él y quedar de rodillas delante del Padre para que El pueda realizar los milagros que necesitamos. Quien realiza todas nuestras sanaciones es el Señor!

Hermana María Eunice
Comunidad Canción Nueva.
Jueves 18 de Abril - Jueves de Adoración
fuente: www.cancaonova.com
Adaptación de palestra en português.

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