En una feria en la calle, había un grupo de jóvenes cristianos con un cartel invitando a las personas que tuvieran alguna necesidad a que vinieran para recibir oración.
En eso vieron a un joven en muletas que miraba el cartel que ellos tenían. “¿Podemos orar contigo en el nombre de Jesús?” le preguntaron. La respuesta del joven los dejó sorprendidos: “Pero, ¿quién es Jesús?”
Sin demora le hablaron brevemente acerca de Cristo y luego oraron con él. Para asombro de todos, el joven fue curado ahí mismo y comenzó a compartir su sanación con todo entusiasmo a la gente que los rodeaba. El equipo de oración tenía la gran esperanza de que este joven quisiera conocer mejor a Jesús, no porque había escuchado algunos hechos concretos acerca de una persona importante, sino porque el Señor había marcado realmente una diferencia en su vida.
Quizás pocas veces encontramos a alguien que no tenga idea de quién es Jesús, pero todos conocemos a personas que no han tenido una experiencia personal con él, sin mencionar todos aquellos (incluidos nosotros mismos) a quienes el Señor quiere llevar a una relación más cercana a su Persona. Si esas personas pueden ver el amor de Jesús en acción por medio de nosotros, tendrán una idea de quién es el Señor y esa idea les hará querer averiguar más.
La próxima vez que tú te encuentres en un lugar público como una calle en la ciudad o una tienda, mira a tu alrededor: Jesús ama a cada una de las personas que tú ves. Algunas están sufriendo y él desea curarlas; otras están tristes y él quiere consolarlas. Algunas están felices y él quiere celebrar con ellas, otras ven señales de esperanza y él quiere darles una mayor confianza. Tú podrías ser quien les lleve a ellos el toque de Cristo.
Procura hacerte el propósito cada día de conversar al menos con una persona nueva. “¡Tu vestido es hermoso!” “¡Hoy te ves feliz! ¿No es fabuloso experimentar las bendiciones de Dios?” Inicia una conversación y ve a dónde conduce. No trates de mencionar forzadamente un tema “religioso”, pero al mismo tiempo permanece atento a las posibilidades que puedan surgir. ¡Nunca se sabe hasta dónde te llevará el Señor!
“Señor, camina conmigo hoy, te lo ruego. Concédeme tener los mismos sentimientos tuyos por las personas que yo vea. Quiero ayudarles a conocerte un poco mejor.”Salmo 118(117), 1-2. 4. 22-27
Juan 21, 1-14
fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros
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