sábado, 29 de abril de 2017

PROTEGIDOS POR LA MISERICORDIA

La misericordia de Dios nos protege


¿Cuántos demonios Dios ya expulsó de tu vida? Si prestamos atención a quienes éramos, y en quienes nos convertimos, lo veremos bien.

Me acuerdo las palabras de Monseñor Jonas: “Todavía no soy lo que puedo ser, pero no soy más lo que antes era”. La primer testigo de la Resurrección fue una mujer que necesitó luchar mucho para levantarse cuando fue juzgada por la multitud.

Tantas veces veo el discurso religioso queriendo llenarse de reglas y poquísima misericordia. María Magdalena es el ejemplo de la mujer que fue debidamente transformada. Aquella mujer que fue amada y escogida cuando no lo merecía, fue escogida cuando no habían razones para eso e incluso así, fue la primera que recibió la noticia de la Resurrección.

Si verdaderamente vivimos la dinámica de la Misericordia de Dios nos transformamos. Vives un antes y un después, y la vida cristiana es un apocalipsis diario, un juicio final todos los días, pues al acostarnos juzgamos como fue nuestro día y si ese día actuó la fuerza de la Resurrección en nuestra vida.

Fue lo que sucedió con Magdalena, en el episodio que fue encontrada con tanta miseria y vergüenza. En su vida de errores, encontró un Dios humano, no tiene ningún problema con los que se equivocan, siempre que estén dispuestos a ser honestos. No creas, erróneamente que la cruz que tienes en tu cuello te salva de algo, si antes tu mente no fue transformada. Usar la cruz y la remera de Jesús Misericordioso es consecuencia de lo que está internalizado dentro de ti.

¡Tus convicciones interiores son las que te transforman en alguien misericordioso! El termómetro de nuestra conversión son nuestras actitudes de misericordia, nuestro lenguaje, nuestro modo de tratar a los demás, pues antes de aplicar la justicia, necesitamos aplicar la misericordia. Si no tengo un corazón misericordioso, tampoco creeré en los efectos de la misericordia en mí.

Ésa es la mayor riqueza que Canción Nueva te puede ofrecer: la misericordia. ¡No importa lo que los demás dicen de ti, lo que importa es lo que Dios diga de ti! Tú necesitas estar debajo de la Divina Misericordia.

Padre Fábio de Melo
Sacerdote de la Diócesis de Taubaté – SP
Prédica durante el Campamento de la Divina Misericordia

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