Cuando el descanso deja paso a lo agitado,
clamo a Ti: ¡Ven!
Ven y trabaja en lo hondo,
allí donde habitan mis motivaciones y deseos!
¡Ven con tu Gracia y Santifícame!
Y si las pruebas del día roban aquello que es tesoro,
¡Ven y aquieta! Calma! Serena!
¡Ven y equilibra mi vida dentro de Tu Vida!
Que mis ruidos no apaguen Tu Voz,
Ven porque aunque afuera el frío intenso todo lo ha penetrado,
yo sé que Contigo dentro de mi,
hay un incendio de Amor y Santidad.
Yo sé que Contigo ningún frío, ni siquiera tibieza,
podrá anidar, porque Tú eres Fuego de Gracia,
Fuego que purifica y santifica!
Dime, mi querido amigo...
¿qué podemos hacer juntos hoy?
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