Señor,
¡Bendito sea Tu Santo Nombre al amanecer!
¡Bendito sea éste despertar sostenido por Tu Gracia!
Mis ojos se abren y contemplo la luz del día que pone todo al descubierto,
la claridad que revela lo oculto
Por eso, mi primer tarea hoy es volver a clamarte:
¡Derrama Tu Espíritu Santo!
¡Derrama la Luz, la Gracia, la Belleza, el Poder y la Santidad de Pentecostes!
Dame la capacidad de ver lo escondido.
Cambia mis percepciones,
Dame la gracia de ver más allá de la superficie.
Dame un mirar bien orientado,
Un mirar comprensivo, empático.
Un mirar de niño, un mirar tierno con rasgos de pureza,
y marcas de santa ingenuidad;
Dame Tu Espíritu Santo,
Que Él cambie la dirección de mi mirada,
Y así pueda reconocerte en el camino.
¡Amén!
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