Con Jesús por la mañana.
Dios es mucho más de lo que podemos imaginar. Está mucho más cerca de lo que creemos, más presente en nuestra vida de lo que podemos darnos cuenta, y por supuesto, es mucho, mucho más comprensivo, alegre y tierno de lo que podemos sospechar. Nos resulta difícil creer en la bondad y la ternura de Dios. Necesitamos considerar lo que significa que Dios quiere revelársenos en la navidad como niño débil, vulnerable, indefenso. El rostro de ese niño en el pesebre de Belén es el reflejo del corazón de Dios. Contemplando esa pequeñez descubrimos la paz, la ternura y el amor que el Padre nos tiene. Tu vida es regalo de Dios, entrégala, compártela, haz que sea fecunda. Nútrela de amor. Ofrece este día por las intenciones del Papa Para que en ninguna parte del mundo existan niños soldados. Haz click y reza con miles de personas en esta Navidad.
Con Jesús por la tarde.
«La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y verdad» (Jn 1, 14). Belén, también es tu corazón. Allí ha nacido el Salvador. Repite al ritmo de la respiración «Jesús vive en mí…» mientras continúas poniendo en práctica el propósito del día.
Con Jesús por la noche.
Repasa tu semana. Jesús te acompañó toda la semana, estuvo contigo y permanece en ti. Repasa la semana día por día, para reconocer a Dios en todas las cosas. ¿Qué sentimiento predominó? ¿En qué momentos te has sentido pleno? ¿Qué te hubiera gustado que fuera diferente?
fuente El Evangelio en casa
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