En hogares donde antes había quietud, comprensión, esperanza, paciencia y amor,
hoy se suceden horas de violencia psicológica, temporales de incomprensiones,
verdaderos terremotos que no dejan nada en pie.
En ella sostenía que la batalla final entre el Señor y el reino de satanás será acerca del matrimonio y la familia, y añadió que cualquier persona que trabaje para la santidad del matrimonio y la familia siempre luchará con la oposición en todos los sentidos, porque ésta es la cuestión decisiva.
Nosotros sabemos que María Santísima ya le ha aplastado la cabeza a la serpiente, pero, mientras tanto, ¿qué podemos y debemos hacer?
La Palabra de Dios que hemos proclamado hace unos días en la liturgia, nos ayuda a encontrar un sendero.
Dice el libro de Malaquías en el capítulo 3 versículo 24:
"Él convertirá el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres"
Es preciso hacer nuestra cada vez más La Palabra.
Pronunciarla y encarnarla!
Es preciso asumir esa Poderosa arma que discierne corazones, y que es más punzante que un arma de doble filo.
Sí, solo Él, Nuestro Señor, es capaz de convertir el corazón, nuestros corazones.
Solo Él puede recomponer lo que el pecado quebró, desgastó.
¿Las relaciones dentro de Tu hogar se han roto?
¿El amor marital día a día se ve debilitado?
¿Las personas ya no se escuchan ni son capaces de mirarse con amor?
¿Ves naufragar tu familia en el mar de la indiferencia y el egoísmo?
Sólo Él, Nuestro Señor Jesucristo, es capaz de convertir el corazón de los padres hacia los hijos y el de los hijos hacia los padres.
Sólo Él tiene la autoridad y el Poder de hacer renacer de entre las cenizas lo que débilmente aún perdura.
Prolonga la Navidad de Jesús en tu vida.
Dale un lugar a Aquel que quiere hacer nacer algo nuevo.
Permite que la obra que María ya realizó, pisar la cabeza de la serpiente,
se vea real y efectivamente cumplido en este tiempo actual, colaborando con la Gracia.
¡Clama, pide, intercede!
¡Esa es nuestra labor!
Gritar al Señor, si es preciso, que realice cuanto antes la Obra de Misericordia,
convertir nuestros corazones para que nada pueda ser robado por el destructor.
Bendecida oración.
Miguel Angel Yunges
Comunidad Piedras Vivas.
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