Buen día, Espíritu Santo!
Bendita sea Tu Voz,
Bendito sea Tu gemido que despierta el sentido de pertenencia,
el sentido de propiedad, mi condición de hijo,
el sello de eternidad.
Solo Tu Gracia puede darme la gracia de reconocer cada día
que eres MI DIOS Y MI TODO,
mi Señor y Salvador.
Hoy mi voz canta con María:
¡El Poderoso hizo obras grandes por mí!
Y sé que es así, que todo es posible por Gracia y por Amor.
Ven a visitarme, clava la impronta de Tu Ser en mi ser;
derriba a los poderosos que conviven dentro de mi.
Enaltece lo humilde, lo pequeño,
lo que te agrada, lo que ennoblece.
Lo que hace brillar Tu Obra,
porque tengo claridad y certeza: soy obra de Tus manos.
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