¡Perdón es decisión! Y, aunque nuestro corazón esté herido, necesitamos perdonar, porque la falta de perdón puede terminar acabando con nosotros.
Incluso si estás herido con tu hijo, tu corazón es el de un padre, el de una madre; tal vez tu hijo te haya traído deshonra y eso te esté destruyendo espiritual y psicológicamente. Es como soda cáustica colocada en la boca: comienza a corroer. Dios te da la gracia de perdonar. ¡Yo te pido, en el nombre de Dios, perdona!
El perdón no es un sentimiento, sino un acto de voluntad. Decídete a perdonar, haz tuya, toma esa gracia del perdón y proclama en el fondo de tu corazón: "Yo perdono". Incluso si has perdido las esperanzas de cambios de actitudes por parte de aquellos que te hirieron, perdona.
Tu hermano,
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Adaptación del original en portugués
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