Lucas 1, 34
Hermano, imagínate que eres niño y que en la mañana de Navidad estás abriendo los regalos cuando ves un gran paquete con tu nombre. Lo abres, entusiasmado, y ves que es un avioncito para armar, pero no vienen las instrucciones. Asombrado, le preguntas a tus padres: “¿Cómo voy a armarlo sin instrucciones?” Tus padres te ayudan hasta que el avión queda armado correctamente.
La respuesta inicial de María al ángel, que hoy escuchamos, es parecida a esta primera reacción del niño al ver su regalo. La Madre de Dios no tiene pecado, pero sin duda reacciona de manera humana, por lo que hace la pregunta. Después de escuchar la explicación del ángel, María está lista para dar el primer paso de obediencia, aun cuando todavía no entiende plenamente el designio de Dios ni las consecuencias que tendrá en su vida.
No hay duda de que el llamamiento de María fue único y sin igual, y ninguno de nosotros puede tratar de equiparar su vida con la de ella; pero sí podemos sacar una lección importante: Los grandes planes de Dios para nosotros no siempre vienen con instrucciones detalladas. De hecho, ¡a veces parecen más bien problemas que bendiciones! Pero el Señor te revelará poco a poco lo que él quiere para ti, como lo hizo con María, y lo seguirá haciendo conforme tú vayas dando un paso de fe, luego otro y otro. María descubrió algo más de su vocación cuando visitó a su prima Isabel, cuando ésta la saludó llamándola “la madre de mi Señor” (Lucas 1, 43).
Dice S.S. el Papa Francisco que “el Espíritu Santo no siempre viene con un paquete completo de certidumbre”, pero si le pedimos al Espíritu que nos guíe paso a paso, él lo hará y nos dará “la certeza en ese momento, la respuesta para ese momento” (Homilía, 30 de abril de 2018).
Así que no tengas miedo de preguntarle al Espíritu Santo algo sobre tu vida o tu futuro. Tal vez no te dará una descripción completa, pero te impartirá la sabiduría necesaria para saber qué hacer hoy, la fuerza para llevarlo a cabo y la confianza de que mañana todo va a salir bien. Así verás cuál es tu mejor regalo de Navidad, pero ese proceso suele ocurrir un día a la vez.
“Amado Jesús, confío en que tú actúes en mí hoy día y que mi futuro esté protegido en tus santas manos.”
Isaías 7, 10-14
Salmo 24(23), 1-6
fuente: Devocionario Católico la Palabra con nosotros
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