Comienza a cerrar el día. Cierra los ojos y pon la mirada en tu corazón. ¿Qué sentimientos te habitan en este momento? ¿Qué ideas quedan al finalizar el día? Toma nota. Mira el día y descubre en qué momentos Dios te ha llamado al corazón. ¿Descubres sus mensajes? ¿Te sientes dócil a cómo Dios te conduce a través de lo que vives?
El Espíritu de Jesús quiere moldearte. Repasa la presencia de Dios en los sucesos del día y tus respuestas.
¿Hay algo que podrías hacer diferente?
Pide al Padre su ayuda.
Dios te Salve, María...
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