Quiero recordarte la palabra Dios que nos ha sido dada, cuando inauguramos el Centro de Evangelización: "Dios mío, que tus ojos estén abiertos y tus oídos atentos a las súplicas que se hagan en este lugar. Y ahora, ¡levántate, Señor Dios, entra en el lugar de tu Reposo, tú y tu Arca poderosa! ¡Que tus sacerdotes se revistan de la salvación y tus fieles gocen de felicidad!" (2 Cr 6,40-41).El Señor nos ha dado un lugar sagrado un santuario de su presencia un lugar santo donde Él se manifiesta con toda su grandeza, pero al mismo tiempo, con toda su misericordia.En cuanto a este lugar, el Señor también nos dice: "si mi pueblo, el que es llamado con mi Nombre, se humilla y suplica, si busca mi rostro y se convierte de sus malos caminos, yo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y haré que su país se restablezca. A partir de ahora, mis ojos estarán abiertos y mis oídos atentos a la súplica que se haga en este lugar.Y a partir de ahora, yo he elegido y consagrado esta Casa, a fin de que mi Nombre resida en ella para siempre: mis ojos y mi corazón estarán allí todos los días." (2 Cr 7,14-16).¡Es una maravillosa promesa! Nosotros la asumimos y te invitamos a asumirla con nosotros. Tú eres nuestra familia. Tú puedes y debes gozar de esta gran gracia!El Señor, que se hace presente en este "Santuario de la Divina Misericordia", te espera con brazos abiertos.La promesa no es mía. La promesa es del Señor: "Ahora mis ojos están abiertos y mis oídos atentos a la oración hecha en este lugar" (2 Crónicas 7:15)
Tu hermano,
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Adaptación del original en portugués
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