# 258
“Aprendamos de Jesús a dirigir, a lanzar con frecuencia nuestra alma en las manos de Dios, donde ella reposará en paz y gozará las suavísimas efusiones de Su paterno Amor. Confiamos tan fácilmente aquí abajo en quien nos quiere bien; y confiamos nuestros intereses a quien muestra tener por nosotros un poco de amor; ahora, ¡¿cuánto más y mejor nos debemos abandonar en las manos de Dios, nuestro Padre, de cuyas manos venimos, y a cuyas manos debemos retornar?... ¡Abandonémonos en las manos de Dios! Vivamos en la manos de Dios! ¡Oh feliz abandono! ¡Oh verdadera vida!”
Beata Elena Guerra
Pensamientos de Fuego
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