Busca un lugar tranquilo y respira profundamente. Aquieta el corazón.
¿Qué acontecimientos te han hecho feliz? ¿Por quienes te has sentido amado, estimado, valorado?
Quédate unos minutos disfrutando de ello. Agradece el día que has vivido.
Disponte a iniciar tu día de mañana llevando amor en tu corazón para entregar a los demás.
Ave María...
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