lunes, 13 de enero de 2020

Llamada

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. (Marcos 1, 18)

En el Evangelio del hoy leemos que Jesús comenzó su ministerio en Galilea anunciando la buena noticia y diciendo: “Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Conviértanse y crean en el Evangelio” (Marcos 1, 15). Hemos escuchado tantas veces estas palabras que fácilmente podemos entenderlas en forma superficial, sin realmente detenernos a meditar en su significado profundo. Pero si nos disponemos a comprender, Dios nos revelará los maravillosos misterios de su Reino. Para comenzar, podemos desarrollar el hábito de preguntarle al Señor cosas que no entendemos cuando leemos la Sagrada Escritura y meditar en el significado de su palabra.

Por ejemplo, ¿qué significa que haya llegado el tiempo y que el Reino de Dios esté cerca? Jesús anunció que el Reino de Dios había comenzado con su venida al mundo, porque él mismo es la Buena Noticia de Dios en persona. La Buena Nueva consiste en que Jesucristo, el Hijo de Dios, se hizo hombre para rescatarnos del poder de las tinieblas, del pecado y de la muerte. Él pagó personalmente el precio de nuestra redención muriendo en la cruz y resucitándonos a la vida nueva.

Jesús les dijo a varios de sus discípulos: “Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres” (Marcos 1, 17). Esta invitación al discipulado debe haber sido muy emocionante, pero a la vez motivo de preocupación, porque Jesús les pedía que dejaran todo lo conocido, como sus trabajos, su vecindario y hasta sus familiares y amigos para seguirlo a él. Y hay que reconocer que la respuesta de estos discípulos fue inmediata y completa. Lo dejaron todo para seguir a Jesús, y ciertamente llegaron a ser pescadores de hombres.

Hoy, Jesús nos llama a cada uno de nosotros y nos invita a ser discípulos suyos. Quizás esto nos cause inquietud también, porque no sabemos a qué tendremos que renunciar, pero Jesús nos ha prometido estar siempre con nosotros (Mateo 28, 20). Todo lo que nos pide es que le digamos “sí” cada día. Así, con la fuerza del Espíritu Santo, también podremos llegar a ser pescadores de hombres.
“Señor Jesús, me entrego a ti y te pido que me sanes. Te recibo en mi corazón y te doy el ‘sí’ a tu invitación a seguirte y a traer a otros para que te conozcan, te amen y te sirvan.”
1 Samuel 1, 1-8
Salmo 116 (115), 12-19
fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros

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