Amado Señor, te doy gracias por este año que termina. Te doy gracias por las cosas grandes y también por las pequeñas.
Por darme lugar para estacionar cuando lo necesité y por encontrar mis llaves cuando las extravié. Por todas las ocasiones de alegría y felicidad durante el año, y también por aquellos momentos de dolor y sufrimiento, aunque no vengan de ti, Señor, porque me mueven a acercarme más a tu lado y buscar consolación y protección.
Te doy gracias, Señor, por mi familia y los amigos que me has dado. Ayúdame a quererlos y ser más paciente y comprensivo con ellos. Muéstrame qué puedo hacer para traer de regreso a tu lado a los que se han alejado de ti y de la Iglesia.
Te doy gracias, también, por todas las veces en que tú saliste a buscarme para traerme de regreso al redil. En demasiadas ocasiones he hecho mi voluntad, y pocas veces hice lo que tú me indicabas, pero tú siempre estuviste allí, Señor, tendiéndome la mano y llamándome por mi nombre.
Gracias también por perdonarme cuando me arrepiento de mi terquedad y egoísmo, de mis malos hábitos y la tendencia a juzgar a otros, y por la gracia para comenzar una vida nueva.
Gracias, Señor, por darme el Pan de Vida, porque en él tú mismo te haces parte mía y porque cada vez deseo vivir en comunión contigo y veo que me cuesta menos amar y perdonar cuando he recibido tu Cuerpo y tu Sangre. Hay un poder que actúa en mí y sé que no proviene de mí. Eres tú, Señor, que actúas en mí. ¡Tú eres lo mejor que me ha sucedido en la vida!
Te doy gracias por la Iglesia, porque nunca me abandona. Sé que somos una Iglesia de pecadores que cometen errores y a veces se hieren los unos a los otros; pero también somos la congregación de “una familia escogida, un sacerdocio al servicio del rey, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios” (1 Pedro 2, 9). Señor, que tu Iglesia, de la cual tú eres la Cabeza, sea siempre bendecida y protegida por ti, que todos nos acerquemos más a ti y tengamos más amor entre unos y otros.
“Gracias, Señor y Salvador mío, por estar conmigo este año. Te ruego, Señor, que me concedas la gracia de mantenerme en comunión contigo el año que viene y siempre.”
1 Juan 2, 18-21
Salmo 96(95), 1-2. 11-13
Salmo 96(95), 1-2. 11-13
fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros
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