San Juan Pablo II (1920-2005), papa
Mensaje de Navidad, 25 de diciembre 1994
La Sagrada Familia y nuestras familias
Este año, mi mensaje navideño se dirige sobre todo a las familias. Al final del año que de modo especial está dedicado a las familias, nuestro pensamiento se dirige a la Sagrada Familia... Jesús pidió al Padre para que todos fueran uno. Esta oración la pronunció la vigilia de su Pasión, pero la lleva en el corazón desde su nacimiento. “Padre, que sean uno como tú y yo somos uno” (Jn 17,11) ¿No oraba en este momento también por la unidad de todas las familias humanas?
Es verdad, ante todo pidió por la unidad de la Iglesia, pero la familia sostenida por un sacramento específico es una célula vital de la Iglesia, es a la vez, según la doctrina de los Padres, una pequeña Iglesia doméstica. Jesús, pues, ha orado desde el comienzo de su venida al mundo para que todos aquellos que creen en él experimenten su comunión con él a partir de la unidad profunda de sus familias; una unidad que forma parte “desde el principio” (cf Mt 19,4) del designio de Dios sobre el amor conyugal que está en el origen de la familia... El que se entregó a si mismo desinteresadamente, viniendo a este mundo, ha rogado para que todos los seres humanos, al fundar una familia, se entreguen mutuamente uno al otro desinteresadamente; maridos y mujeres, padres e hijos y todas las generaciones que componen la familia, cada uno aportando su propio don particular.
Familia, Sagrada Familia.., Familia estrechamente unida al misterio que contemplamos el día del nacimiento del Señor ¡guía con tu ejemplo las familias de todo el mundo! ... Hijo de Dios, presente entre nosotros en el seno de una familia, concede a todas las familias poder crecer en el amor y de contribuir al bien de toda la humanidad.... Enséñales a renunciar al egoísmo, a la mentira, a la búsqueda desenfrenada del provecho personal. Ayuda-las a desarrollar, bajo tu inspiración, las energías inmensas del corazón y de la inteligencia,
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