Orígenes (c. 185-253), presbítero y teólogo
Homilías sobre San Lucas, nº 22, 1-3
«Preparad el camino del Señor»
Refiriéndose a Juan vemos escrito: «Una voz grita en el desierto. Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos». Pero lo que sigue concierne únicamente al Señor, nuestro Salvador. Porque no es Juan quien «ha elevado los valles», sino el Señor, nuestro Salvador. Que cada uno consideres qué era antes de tener fe: constatará que era un valle profundo, que descendía y se precipitaba hacia el abismo. Pero el Señor Jesús vino y ha enviado al Espíritu Santo en su lugar; entonces «todo valle ha sido elevado». Ha sido elevado con las buenas obras y los frutos del Espíritu Santo. La caridad no deja que subsista en ti el valle, y si posees la paz, la paciencia y la bondad, no tan sólo dejarás de ser valle sino que empezarás a ser montaña de Dios...
«Los montes y las colinas se abajarán.» En estas montañas y estas colinas abajadas, se pueden ver las fuerzas del enemigo que se levantaban contra los hombres. En efecto, para que los valles de los cuales estamos hablando sean elevados, las fuerzas enemigas, montañas y colinas, deberán ser abajadas.
Pero veamos si la profecía siguiente que se refiere a la venida de Cristo, se ha cumplido. De hecho, el texto prosigue: «todo lo torcido se enderezará». Cada uno de nosotros estaba torcido –por lo menos si se trata de lo que era en otro tiempo y no de lo que todavía hoy somos- y la venida de Cristo, que se ha realizado en nuestras almas, ha enderezado todo lo que estaba torcido... Oremos para que cada día se cumpla su venida en nosotros y podamos decir: «Vivo, pero ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí» (Gal 2,20).
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