"Cuando el Señor nos envía a una persona para que oremos por su sanación tengamos muy presente: primero que el Señor desea sanarlo en su cuerpo, en su subconsciente, pero más que todo en su alma. Y nosotros somos portavoces de Dios llamados a decirle que el Señor le quiere mucho y le quiere dar signos de su amor, que le quiere dar paz, salud, pero más que nada le quiere dar su amor y su gracia. Y es esta una primera invitación al arrepentimiento."
P. Emiliano Tardif
"Madurez en el equipo de sanación"
Adaptación del texto original
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