En algunos contextos tener éxito es un criterio superlativo para ser aprobado. El éxito, en algunas personas, impregna sus juicios de razón y de verdad, y resulta el principal criterio con el que miden la vida. Por el contrario el fracaso es una realidad no sólo desagradable, sino combatida. Pasan una parte significativa de su tiempo tratando de no fracasar, de que los planes acontezcan y si por ventura no sucede lo planificado se pueda subsanar o disimular para que no se note.
¡Qué desgaste enorme! A nadie pone en duda de que este modo de vivir consume mucha energía y además es, valga la paradoja, un fracaso asegurado pues ninguna persona puede asegurarse el éxito por más planes que realice. El error es parte «necesaria» de la vida de cualquier ser humano. Las personas nos equivocamos y los planes pueden fracasar.
Lo sorprendente es que este modo de vivir ha impregnado contextos diversos, incluso aquellos en los que se predica un modo de vivir más humano, más espiritual, más familiar, más solidario, amistoso y fraterno. La cultura del éxito llega a todos los ambientes. Y es importante estar atentos para saber discernir y no dejarnos engañar por realidades aparentemente buenas.
Las personas son valiosas por ellas mismas, más allá de sus aciertos y sus errores. Es necesario ampliar los criterios para mirar y discernir la realidad. Los logros y el cumplimiento de objetivos es un modo útil pero no puede ser el criterio último de verdad por el que incluir o desechar, por el que aceptar o rechazar.
Si queremos construir contextos familiares, comunitarios, pastorales y laborales sanos hemos de superar el límite que supone mirar y medir a las personas por sus aciertos o sus yerros. Los frutos que Dios recoge en la vida de cada persona no siempre coinciden con lo que el mundo llama logros. Muchas veces el fracaso humano de la cruz, la decepción y las pérdidas de una persona, configuran un acierto para Dios y para toda la comunidad o grupo a la que aquella pertenece.
Aprendamos a mirar con astucia y mansedumbre, y a discernir los signos de los tiempos, para poder acertar en los criterios y en las actitudes frente a cada caso concreto.
Bettina Raed
Abogada
Equipo de Click To Pray
Argentina-Uruguay
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