Padre amado, apelamos a ti en nombre de Tu precioso Hijo Jesucristo, nuestro salvador y Señor. Por tu misericordia, perdona nuestros pecados y fragilidades. Perdona también nuestro egoísmo y la desconfianza de tu infinito amor. Con el poder de la Sangre de Jesús disuelve todo pecado y cualquier opresión diabólica y haznos puros de todo mal. Concédenos que las llagas de Cristo sanen en este momento las raíces de nuestras enfermedades.
Señor Jesús, coloca tus manos santas, ensangrentadas, heridas y generosas sobre mi ahora. Preciso de tu ayuda, pues me siento frágil y desfallezco bajo el peso de mi cruz. Necesito que el amor y el poder que emanan de tus manos llagadas me sustenten, me levanten, me liberen y me curen ahora.
Jesús, no pido solamente por mi, sino también por aquellos que tanto amo y por todos los que están recurriendo a esta misma oración. Todos nosotros necesitamos mucho de ti -necesitamos de liberación, de sanación física y espiritual por medio del toque consolador de tu Sangre Salvadora e infinitamente poderosa.
Reconozco que Tú eres Dios, lleno de poder y de infinita misericordia para intervenir y hacer los milagros que tanto necesitamos. Sé que Tú me oyes y estás haciendo lo que es necesario que se haga. Con fe y profunda confianza suplico: Señor, con tus manos sobre mi, ¡Bendíceme!
Marcio Mendes
“Pasos para la sanación y liberación completa” – Editorial Canción Nueva
Adaptación del original en portugués
“Pasos para la sanación y liberación completa” – Editorial Canción Nueva
Adaptación del original en portugués
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