Comentarios a los salmos, salmo 60; CCL 39, 766 (Trad. ©Evangelizo.org)
«Ha sido probado en todo igual que nosotros, a excepción del pecado» (Hb 4:15)
«Oh Dios, escucha mi clamor, atiende a mi plegaria. Desde el confín de la tierra yo te grito, mientras el corazón me desfallece» (Sal 60:2-3). Desde el confín de la tierra, es decir, de todas partes[...] entonces no es una solamente una persona la que habla así; y, sin embargo, sí es una sola persona, porque solo hay un Cristo, de quien todos somos miembros (Ef. 5,23)...Aquel que invoca desde los confines de la tierra está angustiado, pero no se encuentra abandonado. Puesto que somos nosotros, es decir su cuerpo, que el Señor quiso prefigurar en su propio cuerpo...
Fuimos simbolizados en su persona cuando quiso ser tentado por Satanás. Leemos en el Evangelio que nuestro Señor Jesucristo fue tentado en el desierto por el diablo. En Cristo, eres tu quien eras tentado, porque Cristo tomo de ti su carne para darte la salvación, de ti tomaba su muerte para darte su vida, de ti padeció los ultrajes para darte su honor. Es entonces de ti que tomaba las tentaciones, para darte su victoria. Si somos tentados en él, en él también vencemos al diablo.
¿Te fijas en que Cristo fue tentado, y no te fijas en que salió victorioso? Reconócete a ti mismo tentado en él, y reconócete también vencedor en él. Él hubiera podido evitar que el diablo se le acercara pero si no hubiera sido tentado, ¿cómo te habría enseñado la manera de vencer en la tentación? Es por eso que no es sorprendente si, acosado por la tentación, grita de los confines de la tierra según el salmo. Pero ¿por qué no fue vencido? El salmo continua: « Me has establecido sobre la piedra»…recordemos el Evangelio: «Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mt 16,18). Es entonces la Iglesia la que él deseó edificar sobre la piedra, que clama desde los confines de la tierra. Pero, ¿quién se ha convertido en roca para que la Iglesia sea edificada sobre la piedra? Escuchemos a San Pablo decírnoslo: «La roca era Cristo» (1Cor 10:4). He aquí porque esa roca sobre la cual hemos sido construidos fue la primera en ser azotada por los vientos, los torrentes y las lluvias cuando Cristo fue tentado por el diablo (Mt 7:25). He aquí el fundamento inquebrantable sobre el cual él quiso establecerte.
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