jueves, 15 de febrero de 2018

NOVENA A LAS MANOS ENSANGRENTADAS DE JESÚS - OCTAVO DÍA

NOVENA A LAS MANOS ENSANGRENTADAS DE JESÚS
OCTAVO DÍA – LA MADRE

Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien el amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.
Juan 19, 25

Súplica del octavo día de la novena
Jesús, tu madre, que fue la primera en verte, tomarte en brazos y besar tus manitos en Belen, fue también la primera en ver, tomarte en brazos y besar tus manos adoradas, atravesadas y ensangrentadas, cuando te depositaron sin vida, en su regazo.
Acepto hoy llamarla "madre mía", deseando que ella este conmigo, conduciéndome de la mano, ahora y en la hora de mi muerte, como siempre estuvo conmigo. Amén. 

Repite con mucho fervor, muchas veces:
Jesús, por el poder de Tu Sangre Redentora, suplico la presencia maternal de María junto a mi.

Oración de sanación para ser repetida cada día.

Jesús coloca tus manos benditas ensangrentadas, llagadas y abiertas sobre mi en este momento.
Me siento completamente sin fuerzas para seguir cargando mis cruces.
Necesito que la fuerza y el poder de tus manos, que soportaron el más profundo dolor al ser clavadas en la cruz me levanten y me curen ahora.
Jesús, no pido solamente por mi, sino también por todos aquellos que más amo.
Necesitamos desesperadamente de sanación física y espiritual a través del toque consolador de tus manos ensangrentadas e infinitamente poderosas.
Reconozco, a pesar de todas mis limitaciones y de la infinidad de mis pecados, que es Dios, Omnipotente y Misericordioso quien actúa y realiza lo imposible.
Con fe y total confianza puedo decir: Manos ensangrentadas de Jesús, Manos heridas allí en la Cruz, ven a tocarme.
¡Ven, Señor Jesús!

Termina el día rezando un Padre Nuestro y un Gloria para agradecer las gracias y milagros que serán realizados a través de las manos ensangrentadas de Jesús en esta Novena.

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