Acoge el día que se inicia y ofrece la tarea cotidiana por la intención de este mes.
Tu vida diaria es el altar de tu entrega. “Esta es pues mi alegría que ha alcanzado su plenitud. Es preciso que Él crezca y que yo disminuya” (Jn 3, 22-30).
“Este disminuir de Juan el Grande, continuamente hasta la nada, me hace pensar que estamos sobre este camino y vamos hacia la tierra donde todos terminaremos” (Papa Francisco).
Las pequeñas renuncias en favor de los hermanos son camino de alegría y entrega. Actúa con generosidad, no midas ni retacees la atención a tus hermanos.
Padre Nuestro…
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