Aquieta la marcha del día. En esta pausa te invitamos a poner tu corazón en sintonía con el Corazón de Jesús.
Mira con detenimiento las maravillas de Dios, la belleza de la naturaleza, la bondad de las personas, tus talentos, la amistad, el trabajo. Sólo admira y agradece.
“El hacerse presente serenamente ante cada realidad, por pequeña que sea, nos abre más posibilidades de comprensión y de realización personal” (Papa Francisco). “Señor que no me distraiga, que esté presente en cada realidad. Que todo sea para mí ocasión para amarte y servirte”.
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