La fidelidad de Dios es eterna y el Señor ha mantenido sus promesas y su alianza de generación en generación, a pesar de la infidelidad, la rebeldía, la traición y la idolatría de su pueblo. Tan grande es su amor y su misericordia, que ha mantenido firmemente su alianza con su pueblo pecador. Esta alianza encuentra su pleno cumplimiento en Cristo y en la fundación de su Iglesia. Jesucristo, nuestro Señor, selló el inicio de la Nueva Alianza estableciendo su Iglesia sobre el fundamento de los apóstoles, con Pedro, la “roca”, como cabeza visible en el mundo: el Papa. Y el Señor ratificó esta “alianza nueva y eterna” instituyendo la Sagrada Eucaristía, memorial de su pasión redentora, pacto sellado con su Sangre preciosa para la remisión de los pecados de todos.
Cuando Jesús les preguntó “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”, la respuesta de Pedro fue: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”, fruto de la inspiración divina prometida por Dios para todos aquellos con quienes estableció la Nueva Alianza.
La buena noticia para nosotros es que Pedro no siempre fue el líder iluminado que aquí vemos. Al principio de su discipulado cometió muchos errores, como también los cometemos nosotros, pero tuvo un mérito muy valioso que ojalá todos lo tuviéramos: Amaba entrañablemente al Señor Jesús y fue dócil a la inspiración del Espíritu Santo. Con el correr de los años, su apostolado se fue perfilando claramente, y su carácter se fue forjando en el crisol de la persecución y el sufrimiento; solo el amor y la fidelidad a Cristo le permitieron llegar hasta el final. Por eso, ahora, al escuchar la lectura de su primera carta, vemos que finalmente llegó a ser, no solo un cristiano maduro y sabio, sino el primer Papa de la Iglesia.
Así también, si todos nos mantenemos unidos a Cristo y nos dedicamos a la oración, la meditación de la Palabra de Dios, la recepción de los Sacramentos y el servicio al prójimo, podemos llegar a ser también cristianos sabios y maduros y esto quiere decir, además, reconocer a Pedro en el actual Sumo Pontífice de la Iglesia Católica.
“Señor, crea un mí un corazón nuevo para conocerte, amarte y vivir en tu Iglesia el mandamiento nuevo del amor y la nueva alianza que has querido establecer libremente conmigo y con todos los que te aman.”
1 Pedro 5, 1-4
Salmo 23, 1-6
fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros
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