NUESTRAS MANOS SON LAS QUE DEBEN HACER SUS OBRAS

Repite con fe esta frase inspirada: "¡Todo puede ser cambiado por la oración!". Todo puede ser transformado por la intervención de Dios.

Lee con la fe: “Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre " (Jn 14,12).

Jesús está diciendo con eso que: "Mientras estoy allá, a la derecha del Padre, no puedo estar aquí; mientras estoy junto al Padre, aquellos que creen en mí harán las obras que yo hago y hasta aún mayores. En ese tiempo entre mi ida y mi vuelta, entre la Ascensión y la Parusía, el que cree en mí también hará las obras que yo hago.

Es por eso que estamos haciendo. Por supuesto, no somos nosotros, sino el Señor. Pero el Señor está haciendo por medio de nosotros. Somos las manos, los brazos, la boca del Señor. Somos los miembros del Cuerpo de Cristo.

Cuando él vuelva, ya no precisará realizar sanaciones, porque entonces ya no habrá enfermedad, ni muerte, dolor o llanto. Pero por ahora, esta es la ley del Reino de Dios, el principio eterno: mientras que Jesús está allí, a la derecha del Padre, los que creen en él deberán hacer las obras que El hizo. Somos ahora, de hecho, los miembros de Cristo. Nuestras manos son las que deben hacer Sus obras.

Tu hermano,
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva

Adaptación del original en portugués