martes, 12 de febrero de 2019

Ley del Espíritu de Vida

«Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mi»

“La Ley del Espíritu que da vida en Cristo Jesús te ha liberado de la Ley del pecado y de la muerte” (Rm 8,2)… Santo Pablo dice que la Ley de Moisés ha sido dada para demostrar nuestra debilidad, y no sólo demostrarla, sino para aumentarla, y empujarnos así a buscar al médico: “allí dónde el pecado abundó, sobreabundó la gracia” (Rm 3, 20; 5,20)… ¿Por qué la primera Ley, escrita por el dedo de Dios (Ex 31,18), no dio este socorro tan necesario de la gracia? Porque fue escrita sobre tablas de piedra, y no sobre tablas de carne, que son nuestros corazones (2Co 3,3).

Es el Espíritu Santo el que escribe no sobre la piedra sino en el corazón; “la Ley del Espíritu de vida”, escrita en el corazón y no sobre la piedra, esta Ley del Espíritu de vida que está en Jesucristo en el que la Pascua ha sido celebrada con toda verdad (1Co 5,7-8), os ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

¿Queréis una prueba de la diferencia evidente y cierta que separa el Antiguo Testamento del Nuevo?… Escuchad lo que el Señor dijo por boca del profeta: “Grabaré mis leyes en vuestras entrañas, y la escribiré en vuestros corazones” (Jr 31,33). Si la Ley de Dios está escrita en tu corazón, no produce miedo [como en el Sinaï], sino que inunda tu alma de una dulzura secreta.

San Agustín de Hipona, obispo y doctor de la Iglesia
Sermón:
Sermón 155, 6.

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