La oración es un hablar de corazón a corazón con Dios…La oración bien hecha toca el corazón de Dios y le incita a escucharnos. Cuando oramos que sea todo nuestro ser que se vuelve hacia Dios: nuestros pensamientos, nuestro corazón… el Señor se dejará doblegar y vendrá a ayudarnos…
Ora y espera. No te turbes; la agitación no sirve para nada. Dios es misericordioso y escuchará tu suplica. La oración es nuestra mejor arma: es la llave que abre el corazón de Dios. Es necesario que te dirijas a Jesús mucho más con el corazón que con los labios.
San [Padre] Pío de Pietrelcina, capuchino
Homilía:T, 74: CE, 39-40.
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