«El que realiza la verdad se acerca a la luz»
Cuando el obispo está presente, llegada la noche el diácono trae la lámpara. De pie en medio de todos los fieles presentes dará gracias. Primero saludará a todos diciendo: «El Señor esté con vosotros» Y el pueblo responderá: «Y con tu espíritu» «Demos gracias al Señor» Y se dirá: «Es digno y justo que le sean dadas la grandeza y la elevación así como la gloria»... Y orará de esta manera diciendo:
«Te damos gracias, Señor, por tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor por quien nos has iluminado revelándonos la luz que nunca se apaga. Puesto que hemos acabado la jornada y hemos llegado al comienzo de la noche saciándonos de la luz del día que has creado para nuestro gozo, y puesto que ahora, por tu gracia, no nos falta la luz de la noche, te alabamos y te glorificamos por tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor, por quien te son dadas gloria, poder, honor, con el Santo Espíritu, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén». Y todos responderán: «Amén».
Y orando, se levantarán después de la Cena. Los niños dirán los salmos, y lo mismo harán las vírgenes.
San Hipólito de Roma (¿-c. 235)
presbítero y mártir
La Tradición apostólica
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