martes, 18 de julio de 2017

COMPRENDIENDO LA PALABRA 180717

San Jerónimo (347-420), sacerdote, traductor de la Biblia, doctor de la Iglesia 
Comentario el profeta Joel; PL 25, 667 (trad. cfr breviario: viernes, XXI semana; rev.)
Jesús llama a la conversión a las ciudades de Galilea

      “El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad; no se complace en la muerte del malvado sino en que cambie de conducta y viva” (Jl 2,13). No es impaciente como el hombre sino que espera sin prisas nuestra conversión y sabe retirar su malicia de nosotros de manera que, si nos convertimos de nuestros pecados, él retira de nosotros sus castigos y aparta de nosotros sus amenazas, cambiando ante nuestro cambio…

      Sin embargo, el profeta, que acaba de decir: “El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad y sabe retirar su malicia”, a fin de que la magnitud de su clemencia no nos haga negligentes en el bien, añade el profeta: “Quizá se arrepienta y nos perdone y nos deje todavía su bendición” (v. 14). Por eso dice, yo, por mi parte, exhorto a la penitencia y reconozco que Dios es infinitamente misericordioso, como dice el profeta David: “Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa” (Sl 50,3). Pero, como sea que no podemos conocer hasta donde llega el abismo de las riquezas y sabiduría de Dios (Rm 11,33), prefiero ser discreto en mis afirmaciones y decir sin presunción: “Quizá se arrepienta y nos perdone”. Al decir “quizá” ya está indicando que se trata de algo o bien imposible o por lo menos difícil.


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