Marcos 6, 13
En este versículo pareciera que los apóstoles no tuvieron más que éxito en su ministerio, que cada persona por la cual ellos rezaron se sanó. Pero sabemos que no fue así, basta con recordar que en una ocasión no pudieron expulsar al demonio que atormentaba a un joven (Marcos 9, 14-29).
¡Pero esta es una magnífica noticia! Los discípulos eran parecidos a nosotros, que somos seres humanos limitados, cuyas oraciones no siempre reciben respuesta y que también cometen errores. Tal vez pensamos que nunca seremos capaces de hacer lo que ellos hicieron, pero ni siquiera ellos tuvieron éxito todo el tiempo. Esto es muy alentador para nosotros.
Los éxitos y errores de los apóstoles demuestran que ellos no eran diferentes de nosotros. A veces rezaron por alguien para que sanara y nada pasó. Nosotros también podemos rezar por alguien para que sane y no ver ningún cambio, ni siquiera con el paso del tiempo. A veces, se enfrascaban en discusiones egoístas entre ellos mismos y a nosotros también a veces nos cuesta muchísimo perdonar a alguien que nos ha causado un gran mal. Pero no importa, porque incluso los apóstoles que Jesús seleccionó personalmente tenían las mismas luchas.
Con todo, Dios quiere que sigamos orando por sanación y tratando de perdonar. Recordemos que el Señor le dijo a Pedro que no tenía que perdonar siete veces cuando su hermano lo ofendiera repetidamente, sino “hasta setenta veces siete” (Mateo 18, 22). Cualquiera sea nuestra situación, Jesús nos dará la gracia de no dejar de seguirlo. Y a menudo, sin siquiera saber cómo, veremos que su gracia está actuando en otras áreas de nuestras vidas, reconfortándonos y fortaleciéndonos.
Así, pues, ¡siga trabajando! Intente, insista y aprenda de sus errores. Convénzase de que usted ha sido escogido de antemano para tener parte en su herencia, de acuerdo con el propósito de Dios mismo (v. Efesios 1, 11). Usted pasará por tribulaciones y tentaciones, pero si sólo piensa en lo que viene después y da un paso a la vez, verá cómo va avanzando. Esto es lo que hicieron Pedro, Juan y todos los demás y ¡mire usted lo que pasó con ellos!
“Amado Jesús, gracias por el ejemplo de la fe de tus apóstoles. ¡Derrama tu gracia sobre mí, Señor, para que pueda vivir para ti!”
fuente: Devocionario Católico La Palabra con nosotros
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