¡Buen día, Espíritu Santo!,
el silencio de la noche ya fue quebrado por Tu Voz en la mañana,
y al despertar mis sentidos encuentro Tu eco dentro de mi,
la suave brisa de Tu Espíritu otorgándome aliento para repetir:
¡Ven, no tardes!
Ven y actúa en favor del débil,
Mira con misericordia nuestras vidas apagadas,
entristecidas y vacilantes.
Ven y siembra paz y certezas.
Reinflama de Amor;
Bendice cada una de mis luchas,
y por los méritos de las Divinas Llagas,
Otórgame la victoria sobre todo mal.
Amén.
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