Solo una certeza tengo al despertar:
Tu Amor no pasa, Tu Amor permanece, Tu Amor me Salva...
entonces surge de lo hondo un grito...
¡Buen día, Espíritu Santo!
y mi corazón se regocija y mi rostro se alegra,
me descubro vivo y sereno sumergido en Ti.
Y me atrevo a decirte: ¡quiero más!
¡Lléname de Ti!
Bendice este día con sus gozos y sus pruebas;
Bendice con Paz y Esperanza.
Despiértanos de todo letargo.
Danos la gracia de ser hombres y mujeres
emprendedores, creativos y osados.
Quita los miedos que paralizan nuestras capacidades y dones.
Arrasa con el flagelo de la indecisión.
Otórganos entendimiento, discernimiento y sabiduría y,
Llenos de Ti, danos elegir aquello que nos conduce a Tu encuentro.
Amén.
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